domingo, 26 de junio de 2011

SUFRÍ ACOSO LABORAL, Y TÚ?

Dejé la cocina y corrí a la computadora antes de que me olvidara de las ideas. Para mí, la cocina es uno de los mejores lugares para reflexionar. Generalmente estoy sola, excepto cuando me acompaña mi hija pequeña que siente la misma atracción que yo por el arte culinario. Este tema da para otra reflexión, ya que entiendo que el mismo está asociado a la infancia, a los aromas a especies y al afecto materno, es el lugar especial que compartimos con nuestra madre.
Bueno, sigo con la idea que tenía de escribir en torno al tema del acoso laboral o moral. Quiero hacerlo para compartir mi experiencia con aquellos que atravesaron o están pasando circunstancias similares. No entraré en los detalles de quién, qué o cómo me provocó el acoso y la consiguiente depresión. Sino en tratar de realizar un balance de la situación y considerar si me arrepiento de haber informado sobre el tema, de no haberme quedado callada, teniendo en cuenta las serias consecuencias que me provocó y que sigo soportando.
Aquí va un guiño para otras compañeras de experiencia que me contactaron inmediatamente al saber de mi problema porque ellas había experimentado algo similar. Me dijeron que los acosados no vuelven a trabajar en la empresa o institución donde se cometió el acoso. Y trataron de apoyarme desde Argentina, se movilizaron ante el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación) inútilmente, porque el INADI pertenece a la estructura gubernamental y, en mi caso, el acoso provenía del Estado.
Como ya dije antes, apenas entré en depresión, comenzaron a tratarme dos expertos profesionales, uno con medicación y el otro trabajando con mi alma. De no haber contado con estos apoyos, me hubiera resultado mucho más difícil salir adelante.
En cuanto al aspecto negativo del balance se violaron muchos derechos humanos fundamentales: el derecho a la salud, el derecho al salario (no me pagan desde hace más de dos años sin ninguna medida administrativa o judicial que sostenga tal decisión), el derecho al trabajo. Tengo tres hijas menores de edad y a nadie le importó dejarme sin ingresos y sin cobertura de salud. Me encontré de frente con la insolidaridad más brutal de todos los que trabajaban conmigo, con honrosas excepciones. Lo justifico en el miedo que domina a la gente, el miedo a quedarse sin trabajo porque los relacionasen conmigo. El miedo simplemente que impera en las instituciones gubernamentales cuando no se respetan las leyes, y la gente tiene miedo a quedarse sin trabajo y a no poder hacer nada. Porque después de un tiempo trabajando en relación de dependencia, mucha gente pierde la iniciativa, la capacidad creativa, se tiene terror a no servir para nada, a no poder dar nada útil a la sociedad.
Pero encontré el aspecto positivo: me di cuenta que quería hacer un trabajo en el que me sintiese plena, en el que mi creatividad e iniciativa no fuera un escollo sino una ventaja, en el que no tuviera que compartir mi tiempo, el tiempo de vida que es único, con tanta gente temerosa e insolidaria. Entendí que no dejarme avasallar estaba bien porque, como dice el sacerdote jesuita Fernando Muguruza, “los padres no enseñan, contagian; los hijos no aprenden, imitan”, y tengo tres hijas que están creciendo mirándose en sus padres. Y a las cuales les transmito mis valores y principios, y no puedo ser incoherente. Los hijos perciben cuando de nuestra boca salen unas palabras y no obramos en consecuencia. Además, yo no podía seguir entera si dejaba que me maltrataran y me destruía por dentro.
Defendí mi libertad de conciencia, defendí mi trabajo y mi concepto de la función pública. Siempre tuve clara la función del servicio público. Mis padres sirvieron desde sus respectivas profesiones: mi madre como profesora y como inspectora de Educación, mi padre como odontólogo en un Centro Penitenciario. Y siempre recuerdo las palabras del Profesor de Filosofía de la Facultad de Ciencia Política de Rosario, el Dr. Menossi, que nos decía que el Presidente es el primer servidor público ya que sirve a todo el pueblo, en la más amplia acepción de esta palabra. Y ejercí la función para la que me había preparado con la voluntad y el objetivo de servir a los demás. Me sentí muy útil y eso me dio satisfacción. Lamentablemente, en el Estado eso no se valora. Como dice el tango “Cambalache”, de Enrique Santos Discépolo,
“ Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley...”
En síntesis, ante situaciones de acoso laboral, no hay que permitir ser maltratado, y aunque las autoridades institucionales o las patronales ignoren el reclamo de justicia, hay que tener claro que si uno obra conforme sus convicciones y sabe que ha hecho lo correcto, tiene que quedarse tranquilo con su conciencia. Al final, uno tiene que convivir con uno mismo y, si no actúa conforme a la ética o a la libertad, se siente cosificado. Para sentirse auténticamente Persona es necesario elegir y comprometerse. De lo contrario, la situación se hace muy difícil de sobrellevar…
Merece la pena saber y sentir que se ha obrado conforme a la conciencia. Y, aunque eso implique otras pérdidas, finalmente el alma ha ganado en plenitud y en libertad. Y eso vale la pena.



jueves, 23 de junio de 2011

RESURGIR


¿Por qué un blog?

Hace tiempo que tengo ganas de ponerme a escribir sobre temas que me interesan, compartirlos y generar intercambios que siempre enriquecen. Entre los múltiples temas que me atraen está el de la búsqueda del sentido de la vida sobre el que he estado trabajando mucho tiempo con el Dr. José Martínez Romero (http://logoterapiagalicia.blogspot.com/), la comprensión de uno mismo y de los otros, las relaciones interpersonales, la comunicación, la literatura, la poesía, las artes, el cine, etc., etc.


¿Por qué hoy?

Porque hoy es 23 de junio, víspera de San Juan, fiesta que tiene mucho significado y tradición en Galicia, (http://es.wikipedia.org/wiki/Fiesta_de_San_Juan) y que implica un renacer. Como me encuentro con espíritu de renacimiento, me gusta la idea de asociar el comienzo de esta actividad literaria con el espíritu que impera hoy.  Y acabo de recordar un maravilloso poema de Alfonsina Storni que expresa poéticamente lo que quiero decir:  Resurgir

“Pasé por el tamiz de todos los dolores
 y estoy purificada. ¡Clamo por vida nueva!
¡Una vida que sea como un ritmo de seda!...

Ir cruzando la vida con alas en el alma,
con alas en el cuerpo, con alas en la idea
 y un ligero cariño a la muerte que llega…

Perdonar, perdonar, no tener ni un rencor;
Darlo todo al olvido y llorar en la quieta
Soledad de la noche con un llanto de perlas.

Perlas de anunciación, de olvido, de alegría,
De dulzura, y de gozo de sentirme serena
Y comprender la vida como un ritmo de seda.

Hoy lo deseo así… Hoy que es día de fiesta
Y que tengo en el alma mucho de Nochebuena…”

Me gusta escribir y quiero compartir mis experiencias y puntos de vista sobre diversos temas.  Soy mujer, madre y profesional, con una historia personal como tantas, con situaciones difíciles atravesadas, que en su momento me parecieron insalvables pero aquí estoy, resurgiendo.
Estoy residiendo en Vigo, Galicia, muy feliz de poder estar en un lugar que nos ofrece tranquilidad social, seguridad, bienestar espiritual, donde aún se puede caminar tranquilo por las calles, sin paranoias de ningún tipo, donde los niños y jóvenes pueden andar en bicicleta y las mamás no vivimos angustiadas. Donde el mar abraza a la tierra, en un juego de tentáculos y brazos de mar que se internan en la tierra y de lenguas de tierra que penetran  en el mar, configurando esta particular geografía, única en el mundo, las rías.
Llegué por motivos laborales, como Cónsul de Argentina en Vigo, y me quedé por motivos personales.  Sufrí acoso laboral e institucional, el cual me provocó una seria depresión. De estas situaciones no salimos como antes, cambiamos. En verdad, siempre estamos en proceso de cambio, como decía el filósofo griego Heráclito, “ En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos [los mismos].”
( http://es.wikipedia.org/wiki/Heráclito)
Pero hay situaciones que por su intensidad implican un punto de inflexión en nuestras vidas. Eso me ocurrió a mí. Al principio, lo viví como una pérdida, me replegué en mí misma, no sabía hacia dónde ir, cómo seguir, y ahí encontré el apoyo familiar, el apoyo de los amigos, de la gente a la que había servido desde mi función (la función de servicio al prójimo, el servidor público), y los grandes profesionales que me ayudaron a salir adelante, principalmente un Doctor en Psiquiatría y un Doctor en Psicología que, trabajando en forma complementaria, me ayudaron a encontrar “sentido a la vida” como dice Viktor Frankl, o al menos intentar encontrarlo. Estoy en eso.
Tuve que rescatar a la Georgina agazapada y escondida, que tenía miedo a todo después del acoso, y rescatar mis valores y principios, confirmar que había hecho lo que debía, defender mi dignidad, porque como dice el escritor y periodista Xosé Carlos Caneiro, Premio de Xornalismo “Francisco Fernández del Riego”, no quiero “cometer la peor de las traiciones: la traición a mí mismo”. Dice Caneiro: “”defender la libertad.: aunque perdamos, aunque nos hiera. Defender la disidencia, la discrepancia, la tolerancia sobre todas las cosas. Defender la libertad frente a los contubernios que fabrican dogmas y doctrinas y se consideran en posesión de la verdad absoluta. La libertad de conciencia frente a aquellos que la tienen secuestrada otorgándose superioridad moral sobre los que no opinan del mismo modo”. Cuando escuché sus palabras de agradecimiento en ocasión de recibir el VIII Premio de Xornalismo de Novacaixagalicia, hace pocos días, le pedí que me facilitara su discurso porque me sentí totalmente identificada con sus palabras. Y él, con toda generosidad, me lo envió de inmediato.
Y, como dije al comenzar, estoy resurgiendo. Voy a finalizar este pequeño intento de presentación con una estrofa de un poema de Jorge Luis Borges: Milonga de Jacinto Chiclana.

"… Entre las cosas hay una
De la que no se arrepiente
Nadie en la tierra. Esa cosa
Es haber sido valiente.

Siempre el coraje es mejor,
La esperanza nunca es vana;
Vaya pues esta milonga
Para Jacinto Chiclana”.