viernes, 29 de junio de 2012

¿LAS PALABRAS ENRIQUECEN EL PENSAMIENTO?



Siempre, desde pequeña, me apasionaron los juegos de palabras. Se pueden practicar mientras caminamos por la calle, esperamos un autobús, aguardamos un turno o mientras ponemos cara de “te estoy escuchando” y emitimos un “claro” o “por supuesto” de vez en cuando.

Hace pocos días fui a la playa con mi hija menor, estaba fresco y nublado y la playa estaba a nuestra disposición, nos sentamos frente al mar y me propuso jugar a “palabras encadenadas”. Luego la invité a buscar una palabra que reuniera condiciones de sonoridad, significado y belleza. Y me preguntó “cuándo una palabra es linda?”. Intenté desarrollar argumentos, es una niña muy ágil y cuestiona todo, pero caí en la cuenta de que lo lindo es subjetivo y que las palabras tienen una carga emocional por lo cual algo “lindo” para mí, puede no serlo para otro. Le comenté que a mí me gusta la palabra “entrañable”, la encuentro musical, hace referencia a las entrañas, lo más íntimo o esencial, lo más oculto y escondido, los sentimientos y está asociado a lo emocional, por supuesto. Pero no convencí a Bárbara.


Me gusta este poema de Mario Benedetti, “Las palabras”, reclamando el uso correcto de las mismas (http://www.poemas-del-alma.com/mario-benedetti-las-palabras.htm )

No me gaste las palabras

no cambie el significado

mire que lo que yo quiero

lo tengo bastante claro



si usted habla de progreso

nada más que por hablar

mire que todos sabemos
que adelante no es atrás...”



Hace unos días estaba hablando con un amigo argentino, instalado en España desde hace mucho tiempo, y comentábamos la dificultad que tienen los hispanoparlantes no argentinos para comprender el uso que se le da cotidianamente a las malas palabras en nuestro país, ya que según el contexto, el tono de voz y los gestos, en definitiva la comunicación no verbal, se pueden usar para un saludo afectuoso entre amigos o para un soberano insulto. Por ejemplo, la expresión llena de significado que es “hijo de puta”: entre amigotes, a veces, se saludan “cariñosamente” con un “¿qué hacés hijo de puta?”, con los brazos abiertos, una enorme sonrisa, invitando al abrazo. Pero si la misma expresión la usa un automovilista en medio del frenético tráfico porteño, con un grito lleno de agresión, con el ceño fruncido y agitando el brazo fuera de la ventanilla del coche, cambia totalmente el significado.

Volviendo al juego de palabras, Bárbara me preguntó qué significa “entrañable”. Felizmente, tiene mucha curiosidad y no se cansa de averiguar sobre todo lo que le resulta novedoso, es inquieta intelectualmente, algo no muy común en los adolescentes. Dice la psicóloga Gloria Gitaroff que “las palabras enriquecen el pensamiento” (http://www.clarin.com/sociedad/idioma-enriquece-pensamiento_0_617938334.html ), e hizo esta afirmación en relación al estudio de la Real Academia Española según el cual los jóvenes utilizan el 25 % de la cantidad de palabras que usa habitualmente un ciudadano medio - entre 500 y 1000 palabras del español- para comunicarse a diario. Debemos considerar que nuestro idioma cuenta con casi 100.000 vocablos, luego esas 240 palabras son aproximadamente el 0,03 % del total de que disponemos para expresarnos.. (http://www.fundeu.es/noticias-articulos-para-hablar-los-jovenes-utilizan-solo-240-palabras-6835.html )

Asimismo, Gitaroff afirma que “ La riqueza del idioma que se maneja hace también a la riqueza del pensamiento. Tengamos en cuenta que los sinónimos no existen, en el sentido de que una palabra quiera significar exactamente lo mismo que otra, será aproximadamente igual. Las formas de empobrecimiento del lenguaje pueden estar en la jerga de los jóvenes, que utilizan palabras-valija, esto es que sirven para expresar, por cierto sin precisión, un gran número de cosas.

Javier Marías sostiene que esa tacañería en el uso del idioma que hace unos años caracterizaba a la adolescencia, hoy se ha extendido a toda la sociedad (http://elpais.com/diario/2011/07/24/eps/1311488820_850215.html ).

Tenemos que hacer un esfuerzo consciente en el uso de las palabras, en enriquecer nuestro vocabulario, en hojear el diccionario más a menudo y memorizar palabras nuevas porque, como dicen los expertos mencionados, la variedad y extensión de nuestro vocabulario contribuye a la riqueza del pensamiento.

Y es oportuno recordar el comienzo del poema “El Golem” del gran escritor Jorge Luis Borges: (http://www.poemas-del-alma.com/jorge-luis-borges-el-golem.htm )

Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.”




Para finalizar con una nota de humor, podemos ver este divertido video donde se parodia la forma de comunicarse de los jóvenes de hoy.