martes, 16 de agosto de 2011

El mérito, ¿qué es eso?

¿A qué nos referimos cuando hablamos de “mérito”? No hay duda de que tiene relación con merecer una recompensa, premio o reconocimiento por una acción realizada o por una conducta. Desde pequeños aprendemos perfectamente cómo funciona el sistema de premios y castigos y lo asociamos de inmediato al concepto de justicia. No obstante, con el tiempo y la edad, vamos relativizando el concepto y se aceptan premios inmerecidos o no se reconocen los logros a quien le corresponden. Cuando íbamos al colegio sabíamos perfectamente si la calificación que habíamos obtenido en un examen era la correcta y si el profesor había sido injusto con nosotros. Y creo que, cuando nos enfrentamos con nosotros mismos, con nuestra consciencia, sabemos perfectamente si hemos merecido o no un reconocimiento. Que luego tratemos de justificar lo injustificable y seamos autoindulgentes, es otra historia.
Presidente Raúl Alfonsín entregando Medalla Elena Holmberg a  Georgina Bortolotto.

Y en mi historia profesional hay un problema de no reconocimiento de mérito por parte de las autoridades correspondientes del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina, a pesar de que los sucesivos jefes que he tenido a lo largo de la carrera me han puesto las mejores calificaciones justificando cada concepto que conforma la calificación numérica: conocimientos técnicos, intensidad de trabajo, habilidad para encontrar soluciones, desempeño en circunstancias extraordinarias o adversas, capacidad de mando, trabajo en equipo, iniciativa, sentido de responsabilidad y capacidad de recoger y volcar en informes los análisis e informaciones. A tal punto que, en el momento de denunciar el acoso laboral, se ignoraron absolutamente mis antecedentes laborales, y por supuesto la tarea desarrollada con dedicación, pasión, entusiasmo, que motivó la reacción de la colonia argentina en Galicia, Asturias y León, que se movilizó reclamando justicia.
Medalla a la Diplomacia Elena Holmberg
El mérito, ahí, en ese simple y profundo concepto, está el origen del acoso laboral cuyas consecuencias aún estoy sufriendo.  Al leer el artículo del Dr. Conrado Estol en “La Nación” (http://www.lanacion.com.ar/1387133-cuando-el-merito-es-lo-que-vale), con cuyo planteo coincido ampliamente, quiero hacer una reflexión sobre este tema.
Sí, increíble, pero el comienzo del mobbing al que fui sometida está en la demanda que promueve una acción declarativa de inconstitucionalidad contra el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina, que, bajo el auspicio del reconocido constitucionalista Dr.Daniel Sabsay,  pusimos con un grupo de colegas en febrero de 2003. El objeto de la demanda es que se “declare inconstitucional la promoción de funcionarios del Servicio Exterior de la Nación sin la previa consideración y pública exposición de los fundamentos de mérito y antigüedad en cada caso,… dejándose sin efecto las promociones de funcionarios que allí se incluyen”. Sólo solicitamos que se aplique, en el tema de los ascensos diplomáticos, lo establecido por la Ley del Servicio Exterior de la Nación Argentina Nº 20.957. Cuando no funcionan bien las instituciones, no es por falta de la legislación adecuada sino porque no se aplica la misma. En este caso, la ley establece en su artículo 17 que, para los ascensos en la escala jerárquica,  son necesarios dos requisitos: antigüedad y mérito (http://www.derechointernacional.net/publico/index.php?option=com_content&view=article&id=153:ley-20957-organica-del-servicio-exterior-de-la-nacion&catid=394:parte-general&Itemid=177). En cuanto al primer requisito no hay problemas, es un dato objetivo fácil de comprobar. Es en relación al mérito donde se cometen las mayores arbitrariedades. En la reglamentación del artículo 14, se establece: “Los méritos que deberán considerarse al formularse las propuestas de ascenso serán aquellos que surjan de las funciones y misiones cumplidas, de sus calificaciones, de su foja de concepto, de los idiomas que domine, de los títulos obtenidos y cursos aprobados, de las menciones especiales y de toda otra actividad del funcionario inherente a su carrera y relevante para la obtención de los objetivos del Servicio Exterior de la Nación”.
Entonces la Ley Nº 20.957 establece que el órgano que se encarga de realizar las propuestas de ascensos es la Honorable Junta Calificadora que se integra con cinco Embajadores. Y esta Junta realiza las listas de ascensos sin fundamentar las razones por las cuales se propone el ascenso de un funcionario y no de otro. El solo hecho de que la Junta Calificadora lo proponga presupone que el mismo reúne los méritos necesarios. Y ahí entran las debilidades humanas.  Es así que, en la referida demanda, se dice “el Poder Ejecutivo Nacional solicitó y obtuvo del Senado el acuerdo para la promoción de funcionarios del Servicio Exterior sin siquiera haber fundado mínimamente las razones de mérito y antigüedad que lo llevaron a tomar una decisión tan trascendental, tanto para la carrera diplomática en sí como para el adecuado funcionamiento del Servicio Exterior de la Nación,…. En efecto, el listado de nombres que contiene el acta Nº 6 de la Honorable Junta Calificadora es sólo eso: un listado de nombres vacío de todo análisis y consideración previa sobre los fundamentos de mérito y antigüedad de los propuestos”.
No obstante lo señalado, quiero destacar que el ingreso a la carrera diplomática en mi país se realiza por un concurso público sumamente estricto, en el que está garantizado el anonimato en los exámenes escritos, y que exige un alto nivel de preparación. Este concurso de ingreso se realiza desde el año  1963 en que fue fundado el Instituto del Servicio Exterior de la Nación por iniciativa del Ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Muñiz (http://es.wikipedia.org/wiki/Instituto_del_Servicio_Exterior_de_la_Naci%C3%B3n). Luego de ingresar al Instituto con un sistema de selección tan estricto, debemos cursar dos años de estudios y egresamos como diplomáticos de carrera con el último rango de la escala jerárquica, Secretario de Embajada y Cónsul de Tercera Clase.
Desde entonces se realiza un concurso de ingreso anual. Sólo hubo una excepción en esos ingresos, en el año 1991 en que se incorporó a la Cancillería a los entonces Agregados Comerciales dependientes de la Secretaría de Comercio Exterior, quienes no habían ingresado con las normas y requisitos que se exigían para el Servicio Exterior.
¿Y qué tiene que ver todo ésto con el acoso moral?, pues que el funcionario que me hizo mobbing es uno de los afectados por esa demanda en la que exigimos que se cumpliera con la Ley y que se evaluara el mérito. 
Quiero finalizar retomando los conceptos del Dr. Estol, es necesaria la transparencia en las instituciones públicas y el respeto de los méritos obtenidos con el estudio y el trabajo de cada uno. De esta manera, se asegura el buen funcionamiento de la democracia ya que la corrupción se ampara en los sistemas que se basan en la no meritocracia. Se debe alentar el desarrollo personal y profesional de cada una de las personas que trabajan en una institución, Sino, lamentablemente, ocurre lo que reseñaba la recordada Embajadora  May Lorenzo Alcalá en su artículo “Memorias personales del Pro-APSEN“ cuando afirma, entre otros comentarios, que  “hubo ascensos meteóricos como demostración de los premios que recibían los que se portaban bien, a juicio del Canciller y su entorno” al referirse a la época del Canciller Vignes (http://www.apcpsen.org.ar/colaboraciones/13-colaboraciones/181-memorias-personales-del-pro-apcpsen).
 Ver Nota en Argentina al Mundo:


miércoles, 20 de julio de 2011

Los amigos, esos ángeles que Dios va cruzando en nuestro camino...


“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas”. Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.

“La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad”.
Sir Francis Bacon (1561-1626) Filósofo y estadista británico.


 Hoy 20 de Julio se celebra el Día del Amigo en Argentina, y como había estado escribiendo sobre este tema, me parece una buena ocasión para compartir algunas reflexiones.
Aunque se haya escrito tanto sobre el mismo, no deja de sorprenderme ese encuentro de almas que cada tanto nos ocurre, esa coincidencia profunda que viene desde el fondo de los tiempos, el percibir que el otro comparte tus valores y puntos de vista. Y eso lo percibimos en los primeros minutos de un encuentro, luego lo vamos confirmando, intercambiamos pensamientos, ideas, opiniones, pero hay un encuentro natural, un reconocimiento de alguien que nos refleja.

Asimismo, según diferentes estudios científicos, tener amigos es fundamental para tener una vida más saludable, para reducir el stress y como terapia, “las relaciones sociales son la medicina más barata a nuestro alcance" sostiene Juan Francisco Delgado en el blog “Psicología: Ayuda a las personas”. http://www.ayuda-psicologica.info/2009/06/la-amistad-claves-para-entenderla-y.html (La amistad: claves para entenderla y mejorarla).
Y aquí encuentro coincidencias entre este análisis psicológico y lo que sostiene Martin Seligman, el mayor impulsor de la psicología positiva, acerca de la importancia del compromiso con los demás. Delgado dice que “cuando hacemos algo por la otra persona, no es el valor de lo que hacemos lo que cuenta o el trabajo que te cuesta hacerlo, sino lo a gusto que nos sentimos haciéndolo”. Y Martin Seligman habla de la búsqueda de la felicidad y dice que para tratar de entender ese concepto tan difuso, habría que considerar tres aspectos: la vida agradable, la vida comprometida y la vida con significado. Y es en el compromiso y en la búsqueda de significado donde las relaciones con los otros cobran total sentido. Ya que cuando compartimos con los demás, crecemos como personas. Vale la pena leer esta entrevista que le hizo Eduardo Punset a Martin Seligman.




Quiero compartir una canción del gran cantante y poeta Alberto Cortez:
“A mis amigos” de Alberto Cortéz

Y finalizo con un poema que escribí en mi adolescencia, y que a pesar de su candor, tiene la esencia de lo que significa para mí la amistad:

 
Dile a Dios

Si amistad es entregarse día a día
esperando una sonrisa, y nada más,
si es verter en otro vaso la alegría
sin salpicar con ello a los demás.

Si es confiar esperanzas y pesares
sin temor a una sarcástica opinión;
si es compartir los viajes por los mares
en azules barcos de ilusión.

Si es correr al encuentro de la vida
sin la sombra de la eterna soledad;
si es tener quien te levante en la caída
brindándote un apoyo de verdad.

Si es creer en la mano que se tiende
y escuchar la palabra que se dá;
si es lograr la sonrisa que se enciende
y ahuyentar el dolor de donde está.

Entonces sí, con el alma en la mirada,
y en la voz una tibia claridad,
entonces sí, dile a Dios que en tu morada
se ha posado el sol de la amistad.

viernes, 1 de julio de 2011

NOS COMUNICAMOS BIEN?

En “El poder de las relaciones”, John Maxwell  afirma: “Todo el mundo habla, todo el mundo se comunica, pero son pocos los que se relacionan verdaderamente: los que llevan sus relaciones personales, su trabajo y sus vidas un poco más allá” (http://johnmaxwellonleadership.com/). Me apasiona el tema de las relaciones humanas, siempre me pregunto si soy capaz de transmitir lo que siento, el respeto que me inspira una persona, la admiración por su trabajo, por su gesto generoso, por brindarme su tiempo único y permitirme entrar en su vida, al menos por un momento. Cada vez que escribo un mail, pienso en si estoy logrando transmitir al otro lo que realmente quiero decir. A veces, tengo la impresión de que las palabras no me alcanzan para expresar lo que quiero, o la intensidad de mi pensamiento y sentimiento.

Nos comunicamos permanentemente, en cada momento de nuestra vida, aún sin ser conscientes de ello. Lo hacemos con una mirada, con una sonrisa, con una palabra, con un gesto, y estamos creando puentes invisibles con los demás. Como dice Mario Benedetti en su poema “Hagamos un trato” :

…”si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y  una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo…”




El tema de la comunicación y las relaciones nos interesa a todos los que intentamos escribir para ser leídos o hablar para ser escuchados. John Maxwell sostiene que “La capacidad para relacionarse con los demás comienza con la comprensión del valor de las personas”. Es una cuestión de actitud y de intencionalidad: tener interés en los demás, poner energía en escucharlos y compartir sus opiniones, en prestar más atención a los otros que a uno mismo.
Pero, cómo llegar al otro o a los otros con un mensaje, cómo lograr que se entienda lo que expresamos, sin interferencias. He podido comprobar muchas veces que, aunque hablo español, al ser argentina tengo vocablos diferentes, uso distintos giros idiomáticos, expresiones particulares, y aunque intento expresarme en el modo que pueda resultar más accesible a mi interlocutor, cuando me apasiono, me es muy difícil evitar las palabras más cercanas a mi origen.
Recuerdo una anécdota muy simpática que me sucedió hace muchos años. Hacía poco que había llegado a Madrid, destinada al Consulado argentino, y una noche paré un taxi en la esquina de mi casa. Hasta ese momento, había podido constatar lo poco expresivos que me resultaban los madrileños en comparación con los demostrativos argentinos que, en ese aspecto, nos parecemos mucho a los italianos. No bien subí al taxi, saludé al conductor y le indiqué el destino, el hombre se giró y - con un simpático y musical acento andaluz-, me dijo: “por cuánto tiempo esos ojos alumbrarán la ciudad??, y yo que no había recibido un halago (un “piropo” como decimos los argentinos) desde que había bajado del avión, le respondí   “usted es andaluz?”, a lo que él contestó con gracia: “Y encima, inteligente!”. En esta anécdota se concentra todo un compendio de comunicación: acentos particulares, palabras diferentes, gestos y expresiones.

Asimismo, Maxwell afirma que “cuando interaccionas con otros, accedes a un lugar que te permite aprovechar al máximo tus aptitudes y talentos”. No hay duda de que cada vez que nos relacionamos con los demás, nos enriquecemos, aprendemos del otro y fortalecemos los lazos que nos conectan.
En consecuencia, tenemos que hacer un esfuerzo para interrelacionarnos, poner energía en cada intento, que va a volver a nosotros revitalizándonos y ayudándonos a crear nuevos vínculos.
Y finalizo con una frase del novelista Luis Auchincloss: “Lo único que mantiene activo a un hombre es la energía, y ¿qué es la energía sino el gusto por la vida?”.

domingo, 26 de junio de 2011

SUFRÍ ACOSO LABORAL, Y TÚ?

Dejé la cocina y corrí a la computadora antes de que me olvidara de las ideas. Para mí, la cocina es uno de los mejores lugares para reflexionar. Generalmente estoy sola, excepto cuando me acompaña mi hija pequeña que siente la misma atracción que yo por el arte culinario. Este tema da para otra reflexión, ya que entiendo que el mismo está asociado a la infancia, a los aromas a especies y al afecto materno, es el lugar especial que compartimos con nuestra madre.
Bueno, sigo con la idea que tenía de escribir en torno al tema del acoso laboral o moral. Quiero hacerlo para compartir mi experiencia con aquellos que atravesaron o están pasando circunstancias similares. No entraré en los detalles de quién, qué o cómo me provocó el acoso y la consiguiente depresión. Sino en tratar de realizar un balance de la situación y considerar si me arrepiento de haber informado sobre el tema, de no haberme quedado callada, teniendo en cuenta las serias consecuencias que me provocó y que sigo soportando.
Aquí va un guiño para otras compañeras de experiencia que me contactaron inmediatamente al saber de mi problema porque ellas había experimentado algo similar. Me dijeron que los acosados no vuelven a trabajar en la empresa o institución donde se cometió el acoso. Y trataron de apoyarme desde Argentina, se movilizaron ante el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación) inútilmente, porque el INADI pertenece a la estructura gubernamental y, en mi caso, el acoso provenía del Estado.
Como ya dije antes, apenas entré en depresión, comenzaron a tratarme dos expertos profesionales, uno con medicación y el otro trabajando con mi alma. De no haber contado con estos apoyos, me hubiera resultado mucho más difícil salir adelante.
En cuanto al aspecto negativo del balance se violaron muchos derechos humanos fundamentales: el derecho a la salud, el derecho al salario (no me pagan desde hace más de dos años sin ninguna medida administrativa o judicial que sostenga tal decisión), el derecho al trabajo. Tengo tres hijas menores de edad y a nadie le importó dejarme sin ingresos y sin cobertura de salud. Me encontré de frente con la insolidaridad más brutal de todos los que trabajaban conmigo, con honrosas excepciones. Lo justifico en el miedo que domina a la gente, el miedo a quedarse sin trabajo porque los relacionasen conmigo. El miedo simplemente que impera en las instituciones gubernamentales cuando no se respetan las leyes, y la gente tiene miedo a quedarse sin trabajo y a no poder hacer nada. Porque después de un tiempo trabajando en relación de dependencia, mucha gente pierde la iniciativa, la capacidad creativa, se tiene terror a no servir para nada, a no poder dar nada útil a la sociedad.
Pero encontré el aspecto positivo: me di cuenta que quería hacer un trabajo en el que me sintiese plena, en el que mi creatividad e iniciativa no fuera un escollo sino una ventaja, en el que no tuviera que compartir mi tiempo, el tiempo de vida que es único, con tanta gente temerosa e insolidaria. Entendí que no dejarme avasallar estaba bien porque, como dice el sacerdote jesuita Fernando Muguruza, “los padres no enseñan, contagian; los hijos no aprenden, imitan”, y tengo tres hijas que están creciendo mirándose en sus padres. Y a las cuales les transmito mis valores y principios, y no puedo ser incoherente. Los hijos perciben cuando de nuestra boca salen unas palabras y no obramos en consecuencia. Además, yo no podía seguir entera si dejaba que me maltrataran y me destruía por dentro.
Defendí mi libertad de conciencia, defendí mi trabajo y mi concepto de la función pública. Siempre tuve clara la función del servicio público. Mis padres sirvieron desde sus respectivas profesiones: mi madre como profesora y como inspectora de Educación, mi padre como odontólogo en un Centro Penitenciario. Y siempre recuerdo las palabras del Profesor de Filosofía de la Facultad de Ciencia Política de Rosario, el Dr. Menossi, que nos decía que el Presidente es el primer servidor público ya que sirve a todo el pueblo, en la más amplia acepción de esta palabra. Y ejercí la función para la que me había preparado con la voluntad y el objetivo de servir a los demás. Me sentí muy útil y eso me dio satisfacción. Lamentablemente, en el Estado eso no se valora. Como dice el tango “Cambalache”, de Enrique Santos Discépolo,
“ Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley...”
En síntesis, ante situaciones de acoso laboral, no hay que permitir ser maltratado, y aunque las autoridades institucionales o las patronales ignoren el reclamo de justicia, hay que tener claro que si uno obra conforme sus convicciones y sabe que ha hecho lo correcto, tiene que quedarse tranquilo con su conciencia. Al final, uno tiene que convivir con uno mismo y, si no actúa conforme a la ética o a la libertad, se siente cosificado. Para sentirse auténticamente Persona es necesario elegir y comprometerse. De lo contrario, la situación se hace muy difícil de sobrellevar…
Merece la pena saber y sentir que se ha obrado conforme a la conciencia. Y, aunque eso implique otras pérdidas, finalmente el alma ha ganado en plenitud y en libertad. Y eso vale la pena.



jueves, 23 de junio de 2011

RESURGIR


¿Por qué un blog?

Hace tiempo que tengo ganas de ponerme a escribir sobre temas que me interesan, compartirlos y generar intercambios que siempre enriquecen. Entre los múltiples temas que me atraen está el de la búsqueda del sentido de la vida sobre el que he estado trabajando mucho tiempo con el Dr. José Martínez Romero (http://logoterapiagalicia.blogspot.com/), la comprensión de uno mismo y de los otros, las relaciones interpersonales, la comunicación, la literatura, la poesía, las artes, el cine, etc., etc.


¿Por qué hoy?

Porque hoy es 23 de junio, víspera de San Juan, fiesta que tiene mucho significado y tradición en Galicia, (http://es.wikipedia.org/wiki/Fiesta_de_San_Juan) y que implica un renacer. Como me encuentro con espíritu de renacimiento, me gusta la idea de asociar el comienzo de esta actividad literaria con el espíritu que impera hoy.  Y acabo de recordar un maravilloso poema de Alfonsina Storni que expresa poéticamente lo que quiero decir:  Resurgir

“Pasé por el tamiz de todos los dolores
 y estoy purificada. ¡Clamo por vida nueva!
¡Una vida que sea como un ritmo de seda!...

Ir cruzando la vida con alas en el alma,
con alas en el cuerpo, con alas en la idea
 y un ligero cariño a la muerte que llega…

Perdonar, perdonar, no tener ni un rencor;
Darlo todo al olvido y llorar en la quieta
Soledad de la noche con un llanto de perlas.

Perlas de anunciación, de olvido, de alegría,
De dulzura, y de gozo de sentirme serena
Y comprender la vida como un ritmo de seda.

Hoy lo deseo así… Hoy que es día de fiesta
Y que tengo en el alma mucho de Nochebuena…”

Me gusta escribir y quiero compartir mis experiencias y puntos de vista sobre diversos temas.  Soy mujer, madre y profesional, con una historia personal como tantas, con situaciones difíciles atravesadas, que en su momento me parecieron insalvables pero aquí estoy, resurgiendo.
Estoy residiendo en Vigo, Galicia, muy feliz de poder estar en un lugar que nos ofrece tranquilidad social, seguridad, bienestar espiritual, donde aún se puede caminar tranquilo por las calles, sin paranoias de ningún tipo, donde los niños y jóvenes pueden andar en bicicleta y las mamás no vivimos angustiadas. Donde el mar abraza a la tierra, en un juego de tentáculos y brazos de mar que se internan en la tierra y de lenguas de tierra que penetran  en el mar, configurando esta particular geografía, única en el mundo, las rías.
Llegué por motivos laborales, como Cónsul de Argentina en Vigo, y me quedé por motivos personales.  Sufrí acoso laboral e institucional, el cual me provocó una seria depresión. De estas situaciones no salimos como antes, cambiamos. En verdad, siempre estamos en proceso de cambio, como decía el filósofo griego Heráclito, “ En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos [los mismos].”
( http://es.wikipedia.org/wiki/Heráclito)
Pero hay situaciones que por su intensidad implican un punto de inflexión en nuestras vidas. Eso me ocurrió a mí. Al principio, lo viví como una pérdida, me replegué en mí misma, no sabía hacia dónde ir, cómo seguir, y ahí encontré el apoyo familiar, el apoyo de los amigos, de la gente a la que había servido desde mi función (la función de servicio al prójimo, el servidor público), y los grandes profesionales que me ayudaron a salir adelante, principalmente un Doctor en Psiquiatría y un Doctor en Psicología que, trabajando en forma complementaria, me ayudaron a encontrar “sentido a la vida” como dice Viktor Frankl, o al menos intentar encontrarlo. Estoy en eso.
Tuve que rescatar a la Georgina agazapada y escondida, que tenía miedo a todo después del acoso, y rescatar mis valores y principios, confirmar que había hecho lo que debía, defender mi dignidad, porque como dice el escritor y periodista Xosé Carlos Caneiro, Premio de Xornalismo “Francisco Fernández del Riego”, no quiero “cometer la peor de las traiciones: la traición a mí mismo”. Dice Caneiro: “”defender la libertad.: aunque perdamos, aunque nos hiera. Defender la disidencia, la discrepancia, la tolerancia sobre todas las cosas. Defender la libertad frente a los contubernios que fabrican dogmas y doctrinas y se consideran en posesión de la verdad absoluta. La libertad de conciencia frente a aquellos que la tienen secuestrada otorgándose superioridad moral sobre los que no opinan del mismo modo”. Cuando escuché sus palabras de agradecimiento en ocasión de recibir el VIII Premio de Xornalismo de Novacaixagalicia, hace pocos días, le pedí que me facilitara su discurso porque me sentí totalmente identificada con sus palabras. Y él, con toda generosidad, me lo envió de inmediato.
Y, como dije al comenzar, estoy resurgiendo. Voy a finalizar este pequeño intento de presentación con una estrofa de un poema de Jorge Luis Borges: Milonga de Jacinto Chiclana.

"… Entre las cosas hay una
De la que no se arrepiente
Nadie en la tierra. Esa cosa
Es haber sido valiente.

Siempre el coraje es mejor,
La esperanza nunca es vana;
Vaya pues esta milonga
Para Jacinto Chiclana”.