Otro
20 de Julio, fecha en la cual, desde hace ya unos treinta años,
celebramos el Día del Amigo en Argentina. Ya sé que como decía mi
madre, estas fechas son comerciales y que todos los días son el Día
del Padre, de la Madre, del Amigo, etc. Pero no puedo dejar de
reconocer que constituyen una buena ocasión para detenernos un
momento en nuestro vértigo cotidiano y considerar especialmente el
motivo del festejo. Y en este caso, me permite detenerme a observar
este especial lazo que tejemos con algunas personas y me parece una
buena ocasión para rendir un pequeño homenaje a mis queridos
amigos.
Entonces
se me ocurrió -recién ahora sí, bueno ¡más vale tarde que
nunca!- ir al Diccionario a buscar la palabra “amistad” y según
el de la Real Academia Española: “del latín amicĭtas,
por amicitĭa,
de amicus,
amigo, que deriva de amare,
amar: afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra
persona, que nace y se fortalece con el trato”
“En
la pobreza y en las demás desgracias se considera a los amigos como
el único refugio. Los jóvenes los necesitan para evitar el error;
los viejos, para sostener su debilidad. Los que están en plenitud de
facultades, porque siempre la unión hace la fuerza...”
“Además de necesaria, la amistad es también algo hermoso.”
“Además de necesaria, la amistad es también algo hermoso.”
“El
amigo es uno de los mayores bienes, y la carencia de amigos y la
soledad es lo más terrible, porque toda la vida y el trato
voluntario se desarrolla entre amigos: pasamos la mayor parte del
tiempo con nuestros familiares y amigos, o con los hijos, padres y
esposa.”
“Dice Eurípides que "cuando Dios da bienes, ¿qué necesidad hay de amigos?". Pero parece absurdo atribuir al hombre feliz todos los bienes y no darle amigos, que parecen constituir el mayor de los bienes exteriores. Además, nadie querría poseer todas las cosas y estar solo, pues el hombre es animal social, y por naturaleza necesita convivir.”
“Dice Eurípides que "cuando Dios da bienes, ¿qué necesidad hay de amigos?". Pero parece absurdo atribuir al hombre feliz todos los bienes y no darle amigos, que parecen constituir el mayor de los bienes exteriores. Además, nadie querría poseer todas las cosas y estar solo, pues el hombre es animal social, y por naturaleza necesita convivir.”
“Igual que los que se aman desean, por encima de todo, verse, lo que más buscan los amigos es la convivencia. Amistad es, en efecto, convivir, y desear para el amigo lo mismo que para sí. Igual que nos resulta agradable la sensación de vivir, nos resulta grata la vida de nuestros amigos, y por eso buscamos su compañía. Y aquello en lo que ponemos el atractivo de la vida es lo que deseamos compartir con ellos. Por eso unos beben juntos, otros disfrutan con el mismo juego practican el mismo deporte, o salen de caza, o charlan sobre filosofía. Y todos ellos pasan el tiempo junto aquello que más les gusta de la vida. Porque para convivir hay que buscar lo que favorezca la convivencia...”
“La
amistad por interés no busca el bien del amigo, sino cierto
beneficio. Tampoco los frívolos son desinteresados, pues buscan su
propio agrado. Estas amistades no son auténticas, y son fáciles de
disolver cuando el amigo deja de ser útil o agradable.
La amistad interesada parece darse sobre todo en los viejos, y en los hombres maduros y jóvenes, que buscan la propia conveniencia. Tales amigos no suelen convivir mucho, pues sólo se estiman el uno al otro en la medida en que tienen esperanzas de beneficio.”
“En cambio, la amistad entre los jóvenes suele tener por causa el sentimiento de agrado y las ganas de pasarlo bien. Eso es lo propio de la juventud, y por eso los jóvenes son amigos y dejan de serlo con facilidad, pues el sentimiento cambia fácilmente.”
“La amistad perfecta es la de los hombres buenos e iguales en virtud, porque estos quieren el uno para el otro lo auténticamente bueno. Como la virtud es permanente, estas amistades también lo son, además de útiles y agradables. Es natural, sin embargo, que tales amistades sean raras, porque los hombres no suelen ser así. Además, requieren tiempo y trato, pues no es posible conocerse en poco tiempo, ni tampoco aceptarse mutuamente como amigos hasta que cada uno se ha mostrado al otro como digno de afecto y confianza. Los que se apresuran a cambiar entre sí pruebas de amistad quieren, sin duda, ser amigos, pero no lo son aún, porque el deseo de amistad surge rápidamente, pero la amistad no.”
La amistad interesada parece darse sobre todo en los viejos, y en los hombres maduros y jóvenes, que buscan la propia conveniencia. Tales amigos no suelen convivir mucho, pues sólo se estiman el uno al otro en la medida en que tienen esperanzas de beneficio.”
“En cambio, la amistad entre los jóvenes suele tener por causa el sentimiento de agrado y las ganas de pasarlo bien. Eso es lo propio de la juventud, y por eso los jóvenes son amigos y dejan de serlo con facilidad, pues el sentimiento cambia fácilmente.”
“La amistad perfecta es la de los hombres buenos e iguales en virtud, porque estos quieren el uno para el otro lo auténticamente bueno. Como la virtud es permanente, estas amistades también lo son, además de útiles y agradables. Es natural, sin embargo, que tales amistades sean raras, porque los hombres no suelen ser así. Además, requieren tiempo y trato, pues no es posible conocerse en poco tiempo, ni tampoco aceptarse mutuamente como amigos hasta que cada uno se ha mostrado al otro como digno de afecto y confianza. Los que se apresuran a cambiar entre sí pruebas de amistad quieren, sin duda, ser amigos, pero no lo son aún, porque el deseo de amistad surge rápidamente, pero la amistad no.”
“El
bueno, al hacerse amigo de alguien, se convierte en un bien para
aquel de quien es amigo.”
“La distancia no impide la amistad, sino su ejercicio. Pero si la ausencia se prolonga, también la amistad parece caer en olvido, y por eso se dice que la falta de trato deshace muchas amistades”
“La distancia no impide la amistad, sino su ejercicio. Pero si la ausencia se prolonga, también la amistad parece caer en olvido, y por eso se dice que la falta de trato deshace muchas amistades”
Todo
el texto es valioso y cada frase da para la reflexión pero me quedo
con la última, quizás porque me encuentro lejos de mi “lugar de
origen” (me gusta ésto de “lugar de origen” porque a lo largo
de la vida, vamos teniendo muchos “lugares” y todos nos van
dejando huella ya que vamos dejando un poquito de nosotros mismos en
cada uno de ellos). Y estoy lejos de mi hermano, mi cuñada, mis
sobrinos, mis primos, mis amigos de la infancia y adolescencia, de la
Facultad y del trabajo, de los amigos de Coronda, Santa Fe, Rosario,
Buenos Aires, Córdoba, Colonia, Santo Domingo, Panamá, Madrid, y
muchos más distribuidos por el mundo. Y en este punto, quiero
rescatar la importancia que hoy tienen las redes sociales en el trato
cotidiano y frecuente con los amigos, una experiencia que no pudo
llegar a imaginar Aristóteles y que nos permite mantener ese
contacto familiar con esa gente a la que es tan fácil
mirar a los ojos y continuar una charla que quedó interrumpida en
algún recodo del camino.
Antes
teníamos las cartas manuscritas pero entre el tiempo de ida y
vuelta, las noticias perdían su vigencia y las emociones se
aplacaban. Hoy tenemos tan cerca el mouse y el “me gusta” que
tenemos que pensar dos veces antes de dar al “enter”.
Así
que quiero enviar un enorme abrazo a todos y cada uno de mis queridos
amigos, que me acompañan en mis alegrías y preocupaciones, que
comparten o no opiniones, gracias a los cuales me enriquezco a diario
y con cuyo apoyo sigo adelante con optimismo y alegría. ¡Feliz Día
del Amigo!.
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